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Con el pulpo Paul esto no pasaba

KO para España. Chile está de fiesta

Martes 18 de junio. Seis de la tarde. Frío, mucho frío. Acá, en Buenos Aires. Y allá, en el Maracaná.

España fue eliminada del mundial en el segundo partido de la primera fase. Duro. Y también contundente. Su salida no fue injusta, aunque sí dolorosa. Porque es el último campeón, un campeón como pocos; de juego calmo, sencillo. También habilidoso. Pero sobre todo limpio. En 2010 ganó no solo la copa del mundo, sino que se llevó el premio fair play. Y, además, Iker Casillas obtuvo el “guante de oro”, mientras que David Villa se fue con el “balón de bronce” (el de oro lo ganó la Cachavacha Forlán, de Uruguay).

Que el equipo ya ganó todo (mundial y eurocopa); que no tienen incentivos; que los jugadores están grandes (por no decir viejos); que la lesión de ligamentos cruzados de Víctor Valdes antes del mundial fue lo que obligó a tener en cuenta a Casillas; que el alguna vez arquero maravilla (el estimado Iker) está como Martínez, en la lona; y así podríamos seguir anotando las posibles causas que hicieron que hoy España esté armando las valijas de vuelta, aunque le falte enfrentar a Australia.

Lo cierto es que esta España, la de Brasil, no pudo defender el título y nos dejó gusto amargo en la boca. Un Iniesta tratando de crear juego en solitario, Piqué en el banco por primera vez, Xavi también, y el experimento fallido con el brasilero Diego Costa, son algunas de las extrañezas del espectáculo que brindó esta selección en lo que va del mundial.

¿Inesperado? Con Holanda no se sabía, tan zigzagueante es su actuación. De la final ante España en 2010 hasta el partido de la semana pasada hay una diferencia como entre el día y la noche. Fue baile.

Pero con Chile no. España tuvo la pelota, remató más veces que el equipo de Sampaoli, tuvo más tiros de esquina. Lo que no tuvo fue definición. Chile, de la mano del juego de Alexis Sánchez y de Aránguiz y Vargas, los hacedores del gol, aguantó los 90 minutos necesarios para asegurarse el pase a octavos. La seguridad de Bravo para defender su valla y la temeraria intervención de Gary Medel, que parecía la Muralla de Adriano, fueron determinantes también.

Chile consiguió una victoria ante España por primera vez. Por si fuera poco, desafió con un spot publicitario a la selección europea a que quien ganara el encuentro se quedaría con el mote de La Roja.

“La roja es nuestra”, dijo ayer Chile. ¿Y España? Sin respuesta.