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Empezó el Invierno, y así llegó el Nuevo Año. Aunque usted no lo crea

El sol es el gran protagonista cada 21 de Junio. Aunque reneguemos, nos afecta a todos.

¿Qué tiene que ver Papá Noel todo abrigado en Invierno con nosotros con 35°C en pleno Verano? Nada, absolutamente nada.

El “We Xipantu” o “Nquillatún” (término mapuche que significa “año nuevo” o “salida del nuevo Sol”) es el festejo más importante de los pueblos originarios del hemisferio sur y en este hemisferio estamos nosotros, por más que nos querramos hacer los europeos o los americanos, somos sureños y es el sol del invierno el que nos dice “feliz año nuevo”.

Esta fiesta coincide con el Inty Raimy (de la tradición inca), que también indica el Sol como fuente de renovación y sabiduría. Durante la ceremonia se le agradece y se elevan ruegos al Dios Sol, y en estos ruegos están las buenas cosechas, que llueva lo justo y necesario, que todo sea benigno.

Sin duda, para los pueblos originarios la astrología y la astronomía fueron dos materias muy relevantes a la hora de desarrollar el conocimiento.

Por ejemplo, mediante el estudio sistemático y el análisis, pudieron interpretar los movimientos de los astros y del Sol. Conjuntamente, también pudieron dar cuenta de los cambios que se llevan a cabo en las personas y la naturaleza.

Así era como los pueblos podían dar cuenta de los momentos exactos en que comenzaba y terminaba un año. Para ellos, la naturaleza y la tierra presentaban una lógica muy clara de evolución y comprenderla permitía definir el comienzo y el fin de cada etapa.

El pueblo mapuche tiene una idea cíclica del tiempo y, en este sentido, el Sol nace cuando llega el invierno, se convierte en adulto al llegar la primavera, envejece en verano y en otoño muere. Se trata de un proceso de cambio y evolución que comparte la naturaleza en general.

En nuestro hemisferio, el 21 de junio arriba el invierno y coincide con el solsticio de invierno, cuando se produce un alejamiento de la Tierra respecto del Sol. Además, en esa fecha también se da el día más corto y la noche más larga del año y para los mapuches termina el período de cosecha y se inicia una nueva época de siembra.

La ceremonia comienza el 23 de junio por la noche. Se produce un encuentro de todas las familias frente a un fogón donde se escucha los relatos de los miembros más viejos del grupo y se saborean platos típicos especialmente preparados.

En las primeras horas del día 24, todos los miembros del pueblo se sumergen en el arroyo o río más cercano para darse un baño que involucra un ritual de purificación cuyo objetivo es limpiar el cuerpo y el espíritu antes de recibir el año nuevo y el nuevo sol.

Tras el baño llegan los rezos individuales y grupales para dar inicio formal a la celebración. Cuando regresan a sus hogares, las familias van tocando instrumentos típicos y bailando para festejar el comienzo del año.

Cada 24 de junio se realizan muchas actividades que dependen de la comunidad: bautismos, ceremonias, juegos y, en muchos casos, las niñas mayores de 6 años se pueden perforar las orejas para usar aros, símbolo del abandono de la niñez.

Sin duda, es una fecha que reúne la alegría y la emoción. El espíritu se conecta con cada uno y con todos y renueva el compromiso de vivir un nuevo año según los mandatos del pueblo