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Cuando llueve en Buenos Aires...¡¡¡ y la ciudad se vuelve hermosa....!!!!

Las calles se mojan, la gente camina con paraguas y los barrios se transforman por completo. Descubrilos.

Hoy sería Santa Rosa...¡¡¡ va a llegar la lluvia !!! No, parece que no.

Para algunos la lluvia complica las cosas. Para otros, entre los que me incluyo, la lluvia logra que todo tenga otro sentido, ideal para hacer cosas que los días de sol vuelven rutinarias.

Los colores se apagan, y el gris (en todas sus variantes) se apodera de absolutamente todo. La urbe, a pesar del trajín del trabajo, la rutina y lo que parece repetirse hasta el cansancio, se vuelve perfecta para mirarla, para disfrutarla. Te contamos que barrios se vuelven imperdibles...

# Nostalgias del pasado, La Boca

La Boca es El Diego y La Bombonera. Es el azul y amarillo que pinta las viejas casas de chapa de los conventillos. Es el puerto, el olor a Riachuelo y las viejas barcazas que cruzan a la Isla Maciel. La Boca son sus colores. Las veredas altas de tiempos en que la sudestada lo inundaba todo. Son los cuadros del genial Quinquela Martin. Es la pizza de muzza y las cantinas, porque La Boca también es Italia y sus inmigrantes. Es un grito de gol cada domingo de fútbol o un simple pero famoso Caminito que espera ansioso para dar otra Vuelta de Rocha, por donde doblan el 29 y el 64.

# Un café en San Telmo

San Telmo es un largo tango de amor, de eso no quedan dudas. Es la magia de los adoquines, sus cafés y la bohemia. Es el Parque Lezama o su viejo mercado. O la fiebre amarilla que lo cambió todo. Es la calle Defensa, con sus anticuarios y sus artistas callejeros. Es la inolvidable Tita Merello jugando a las escondidas con Mafalda y sus amigos en la esquina de Defensa y Chile. Y por supuesto, es la Feria del barrio, la de los domingos en la Plaza Dorrego. La del olvido y la melancolía. La del viaje al pasado que dice presente quién sabe por cuánto tiempo.

# Puerto Madero, la modernidad mojada

Moderno desde su nacimiento, Puerto Madero es el último barrio de Buenos Aires. Sus lujosas oficinas, restaurantes, cines y cafés lo muestran impecable. Los nombres de sus calles, todos ellos de destacadas mujeres argentinas, le aportan un perfume especial, al igual que el Puente de la Mujer, de inmaculado blanco. Puerto Madero es también un Casino flotante que quedó varado. O el Yacht Club y sus veleros, que dejan desde el río mirarle la cara a la ciudad. Es la Fragata Sarmiento, o la ansiada Libertad. Y por supuesto, una puerta abierta siempre al Uruguay.

# Recoleta, o mirar hacia adentro cuando llueve

Hay lugares raros. Recoleta es uno de ellos. A su cementerio se acude para encontrarse con el recuerdo de los personajes más destacados de la historia argentina. Pero Recoleta también es vida. Plaza Francia y sus espectáculos al aire libre convocan la atención de sus visitantes, al igual que los artesanos que la pintan de color durante el fin de semana. Pero si existe una palabra que define al barrio esa es “Elegancia”. La avenida Alvear y su aristocrático hotel, junto a boutiques de ropa, joyerías y cafés le aportan un glamour singular. El Museo Nacional de Bellas Artes, el Centro Cultural y el Buenos Aires Design ofrecen las nuevas tendencias artísticas y culturales. Recoleta es un barrio donde viajar en el tiempo es posible, y donde el visitante siempre tiene la última palabra y tres posibilidades: pasado, presente y futuro.

Y hay más....

Buenos Aires se vuelve hermosa cuando llueve.

Sólo tenes que encontrar tu lugar y darte una vuelta por tu barrio