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Tenés que ir a verla: la joyita del Art Noveau

Fue diseñada en 1911 por el arquitecto italiano Virginio Colombo (1885-1927), celebrity del Art Nouveau porteño

Que la Ciudad de Buenos Aires cada día esta más linda no hay dudas. Quizás por ello, esta noticia hoy no nos impacta, pero hace décadas hubiese sido "surrealista" pensar que un edificio histórico no solo no se demolia sino que se restauraba para ser patrimonio para siempre de nuestra bella ciudad.

A primera vista, los ojos se clavan sobre una pareja que parece bailar tango o sucumbe a una disputa sexual.
La influencia del vino y de la vid, con sus hojas y parrales eternos, es parte de una de las no menos de 35 esculturas que posan frente de la Casa Calise de Once –uno de los más decorados de Capital–. Estas esculturas se suman a las ya restauradas entre Octubre y Febrero de este mismo año.

Pero ahora a la restauración se sumaron estatuas y vitrales del interior, entre otras maravillas. estos arreglos forman parte de a puesta en valor del edificio, la cuál terminó en estos días y espera su inauguración oficial, la que será el miércoles 18 de Abril.

En la misma habrá un festejo, con "recorridos guiados gratuitos, placa conmemorativa, músicos del barrio, ópera –con la reconocida soprano Haydeé Dabusti– y tango en vivo" aseguran desde el Gobierno de la Ciudad.

Y esta la expectativa que autoridades de todo el mundo y artistas que adhieren a este estilo arquitectónico llegarán a la Argentina para aplaudir "la obra".

Los motivos sobran. “La Ciudad recuperó una joya del Art Nouveau gracias al consorcio y el apoyo de tres empresas, a través de la Ley de Mecenazgo, además de instituciones, entre ellas, la Federación de Comercio e Industria local, Fecoba. Es un ejemplo de esfuerzo conjunto”, explicó a la prensa Willy Pastrana, presidente de la Asociación Art Nouveau Buenos Aires (ANNBA), motor de la movida.

La obra que dirigió la arquitecta Elina Tassara, con Ricardo Fuentes y Christian Le Monnier, contó con $4,1 millones.

Sirvieron para arreglar las estatuas del italiano Ercole Pasina, reemplazar piezas rotas, limpiar las paredes a fondo, iluminar con LEDs y volver a darle brillo al Nautilus, el molusco dibujado con hierro que cubre los portales. “En esta segunda fase se agregaron dos vitrales circulares con rostros femeninos, recuperados por el Fondo Metropolitano de las Artes, y el principal, que divide al hall, y que fue rehecho según el croquis original de la antigua Casa Soler, entre otros trabajos”, agrega Horacio Elorriaga, secretario de AANBA.

La Calise lo vale, sobre todo que se trata de un edificio único en su tipo que venía sucumbiendo al paso del tiempo y que hoy logra estar nuevamente en boca de todos.

Fue diseñada en 1911 por el arquitecto italiano Virginio Colombo (1885-1927), celebrity del Art Nouveau porteño. Se estima que en poco más de veinte años, Colombo –autor también de la Casa de los Pavos Reales, en el mismo barrio, que formalmente es Balvanera, y de la ex sede de la Societá Unione Operai Italiani, tesoro en ruinas, en San Nicolás– construyó unas cincuenta edificaciones en Capital, donde los motivos inspirados en la naturaleza y la exaltación de las curvas y la sensualidad –junto con otros rasgos de esa corriente– desafiaron al academicismo de la época y se convirtieron en símbolos de estatus de los grupos sociales en ascenso. Símbolos preciosos.

Desde afuera, la Calise, que ocupa unos 8.000 m2, evoca un palacio. Pero la familia Calise, dueña de viñedos en Mendoza –de ahí el nombre del edificio y las uvas de la fachada– se la encargó a Colombo para alquilar y encantar. No se equivocó. El 18, desde las 17 horas, hay una fiesta para comprobarlo. En Hipólito Irigoyen 2562

Capaz que mil veces pasaste por su frente y recién ahora te vas a dar cuenta que era una obra de arte. Pero así es la vida, no valoramos las cosas hasta que las perdermos y no sabemos lo que tenemos hasta que alguién nos lo muestra.